Una mujer de principios desechará las mentiras parciales.
Bajo presión, cuidará su boca, para nunca maldecir.
Una mujer de principios será un testimonio en su forma de vivir, porque sus detalles cotidianos serán un reflejo de la Gloria de Dios.
Una mujer de principios no explota a la primera de cambio, es paciente, perdonadora, tarda en enfadarse y apuesta siempre por mirar con gracia y misericordia a quienes le hieren.
Una mujer de principios cree en medio de la confusión, tristeza o devastación en que Dios dará siempre la salida.
Una mujer de principios nunca abandona sus principios, aunque el suelo tambalee bajo sus pies, porque para ella son inamovibles, innegociables.
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