Año 36 dC aprox. De la boca de un extremista y celoso perseguidor de la fe cristiana brotan dos preguntas: ¿Quién eres Señor? … ¿Qué quieres que yo haga?.
Se dirigía hacia Damasco, con los bolsillos atiborrados de cartas que ordenarían la puesta en prisión de cualquier hombre o mujer que hubiera decidido abrazar la fe cristiana.
Pero yendo de camino un resplandor de luz le hizo caer al suelo, e inmediatamente escuchó una voz: “Saulo, ¿por qué me persigues?”. Fue entonces que expresó la primera pregunta “¿quién eres Señor?. Yo soy Jesús, a quién tú persigues, dura cosa te es dar coces contra el aguijón”, respondió la voz.
Aquella voz, la voz del que fuera crucificado unas tres décadas atrás, le advertía que estaba dando patadas contra un aguijón afilado, que si no abortaba su misión, la de ser un estorbo a la propagación del evangelio por todo el mundo, al ser Damasco un centro comercial donde convergían caravanas de toda dirección, iba a terminar haciéndose daño, mucho daño.
Dios tenía un plan, él estaba siendo un estorbo.
A continuación, muerto de miedo, le hizo la segunda pregunta ¿qué quieres que yo haga?
La misma voz entonces, le dio indicaciones precisas de los siguientes pasos que debía de dar. Él se levantó dispuesto a obedecer, a cambiar de rumbo de forma radical, pero se dio cuenta que no podía ver, que estaba ciego y permaneció así durante tres días. Era necesario que sus ojos se oscurecieran para poder abrazar una nueva visión celestial.
Dios hoy también tiene un plan, ¿sabes cuál? Que el mundo entero sepa quién es verdaderamente Jesús. Y para ser un colaborador y facilitador de esa misión divina, es necesario que le hagas valientemente dos preguntas a la misma voz que se dirigió a la vida de Saulo de Tarso, el famoso apóstol Pablo, gran protagonista de la fe cristiana:
¿Quién eres Señor?. Si honestamente le preguntas esto a Dios, Él te responderá: “Yo soy Jesús… ven y conóceme, ven y descubre quién soy yo en realidad, lo que hice por ti, lo que quiero hacer en ti y lo que anhelo hacer a través de ti”
¿Qué quieres que yo haga?. Esta es sin duda una pregunta sólo apta para valientes. Obtendrás también una respuesta “tengo una misión para ti. Quiero que colabores conmigo en la empresa más grande de todos los tiempos. Te he creado y capacitado con dones, talentos y una visión que marcará las vidas a tu alrededor… ¿te apuntas?”.
Dios sigue teniendo un plan, Dios continúa queriéndose hacer conocido, y lo mejor de todo, cuenta contigo.
(tomado del libro de Hechos 9/ la Biblia)
Photo by Francisco Moreno on Unsplash