¿Piensas recurrentemente en cuestiones como?…:
- Soy un inútil
- Mi vida es un fracaso
- Jamás podré cumplir mis objetivos
- Todo me sale mal…
- He fallado tantas veces… ¿por qué ahora me tendría que salir bien?
- No merezco que me traten bien
- Soy incapaz de hablar en público.
Cuidado, puedes estar dejando que creencias limitantes apresen tu mente, y con ello tu forma de comportarte y vivir, de hecho, pensar mal pudiera estar siendo la causa de tu desesperanza.
Todos poseemos una forma de creencia acerca de nosotros mismos. Estas creencias se van desarrollando a lo largo de la vida, desde que somos pequeñitos. Las adquirimos a medida que vamos bebiendo de nuestra educación, entorno cultural, familia y de las diferentes situaciones que vamos experimentado desde la niñez.
Existen dos clases de creencias: las creencias limitantes y las potenciadoras.
Las creencias limitantes son pensamientos o afirmaciones que damos por cierto sin habernos parado a cuestionarlas previamente.
Suelen ser irracionales porque no están acorde con nuestra realidad actual. Las llevamos creyendo y proclamando tanto tiempo que nuestro cerebro lo ha interpretado como real, por tanto como el cerebro se las ha creído, influyen negativamente en la percepción que tengo de mí mismo y de los demás.
Son disfuncionales ya que pueden favorecer la aparición de patologías que perjudiquen nuestra salud mental, emocional y con ello también la física y espiritual.
Ser presa de las creencias limitantes me pueden convertir en una persona frustrada, amargada, caer en un stress crónico y desconectarme del propósito para el que he nacido. En resumidas cuentas, con ellas tengo todas las papeletas de convertirme en un ente altamente tóxico para los que me rodean.
La buena noticia es que pueden ser cambiadas y transformadas en creencias potenciadoras.
Las creencias potenciadoras, a diferencia de las limitantes, potencian nuestras capacidades, nos enfocan en los aspectos más sanos de nuestra personalidad y nos estimulan para cumplir con las metas y objetivos que nos hemos propuesto.
Y podemos transformarlas gracias a que tenemos una capacidad innata adentro nuestra: gestionar mis pensamientos, una capacidad que requiere del entrenamiento de nuestros aspectos cognitivos.
A continuación te voy a enseñar un ejercicio en tres pasos, a modo de guía muy práctica, para que puedas transformar tus creencias limitantes en potenciadoras.
Tan sólo necesitarás un espacio relajado y solitario al que puedas acudir al menos una vez en semana durante un tiempo y una libreta o diario de crecimiento personal donde irás escribiendo lo que te voy a proponer.
PRIMER PASO: IDENTIFICACIÓN.
Anota en tu cuaderno los siguientes comienzos de frases:
- yo soy / yo no soy….
- Creo que / no creo que…
- Soy incapaz de…
- SIEMPRE, NUNCA / TODOS, NADIE / TODO, NADA… (generalizaciones).
Complétalos a continuación teniendo en cuenta los pensamientos o declaraciones negativas que sueles reitarte a tí mismo.
Ejemplos:
- Yo no soy la madre que mis hijos necesitan.
- Creo que jamás podré lograr los objetivos con mi empresa.
- Soy incapaz de tener amistades perdurables.
- Nadie me quiere
SEGUNDO PASO: CUESTIONAR
Con tu diario y tu bolígrafo vas a escribir los cuestionamientos a las declaraciones que has escrito anteriormente haciéndote una serie de preguntas y respondiendo a las mismas:
- ¿Es cierto lo que estoy pensando?
- ¿Lo que estoy pensando me define completamente, o hay algo más?
- ¿Por qué estoy pensando esto?
- ¿Estos pensamientos me están ayudando a crecer o me están bloqueando?
- ¿Por qué?
Por ejemplo:
Si yo escribí acerca de mí: «no soy la madre que mis hijos necesitan» me pregunto:
¿Es cierto?
No es cierto. Hay momentos de stress en el hogar, de educación desafiante y de muchas meteduras de pata pero eso no anula todos los momentos bonitos que pasamos juntos.
¿Pensar así me está ayudando a crecer o me bloquea?
Pensar que soy una mala madre me bloquea y no me deja aprender cómo crecer en el área de la crianza positiva.
¿Por qué pienso así?
Mis padres me educaron de una forma distante, incorrecta y fría. Creo que yo voy a ser igual.
TERCER PASO: REFUTAR LAS CREENCIAS LIMITANTES CON OTRAS POTENCIADORAS
Para ello por cada declaración limitante que hayas escrito vas a escribir cinco frases afirmativas, breves y creíbles.
Por ejemplo, para la creencia limitante mencionada anteriormente: «soy una mala madre» escribo las siguientes cinco afirmaciones:
- Pediré perdón cada vez que meta la pata. Eso me hará construir un puente emocional con mis hijos.
- No existen las familias perfectas pero sí familias que aprenden a mejorar de sus propios fracasos.
- Estoy trabando para ser mejor mamá y puedo conseguirlo.
- No soy un ogro. Soy una mamá imperfecta aprendiendo de los errores.
- Seguiré el hagstags #malasmadres en Instagram para identificarme con otras muchas como yo y reconocer, junto a otras, el gran potencial que tengo como madre.
Es importante que realices este ejercicio al menos una vez en la semana durante un tiempo. Con ello lograrás reprogramar tu cerebro creando nuevas conexiones neuronales que provocarán una transformación paulatina de tus paradigmas acerca de ti mismo y los demás. Comprobarás, poco a poco, que tu comportamiento y actitud frente a la vida y las personas que tienes cerca mejorarán.
Recuerda que no llegarás más lejos que tu pensamiento.
Vas a decirle a tu cerebro: basta de cargar con esas mentiras. Basta de engañarme con esas creencias. Soy una válida, amada y creada para buenas obras. Soy un hombre con la capacidad de aportar a esta sociedad principios, valores y recursos de utilidad. Soy una persona valiente y puedo emprender empresas fascinantes y creativas. Dentro de mí hay un potencial que me ha sido regalado con el que voy a brillar, crecer y beneficiar a otras personas.
Y no estoy solo… sobre mí hay una mano sobrenatural dispuesta a ayudarme y lograr llegar más lejos de lo que yo jamás podría imaginar.
No te limites, crece, crece y no pares.
«Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él» (Proverbios 23:7)